miércoles, 20 de abril de 2016

Consejo de *Filosofía Molona*: aprende a escuchar con los ojos abiertos y la boca cerrada

Abriendo los ojos se aprende más que abriendo la boca...

Hoy es Miércoles, día atareado, día con prisas, día a carreras...día de lluvia intensa y 10º a las 8 de la tarde, de una supuesta tarde de primavera.
Sales del trabajo, tu cerebro sigue a toda velocidad; coges el coche acelerada, como siempre, a toda máquina. Tienes que parar a comprar pero "deprisita" que el pobre maridotornado ya lleva unas horas solo ante el peligro, cuidando el fuerte.
La radio suena a todo volumen, ya no distingues ni quién canta; la locutora habla sin parar, de lo que ha leído en el Twitter de no se quién y en el Instagram de no se quién más...
Y, de repente, tienes la "iluminación": voy al súper,  voy a comprar, voy a pasear por los pasillos y a desconectar...
Sí, lo admito, yo voy al súper a estar a solas, a desconectar, a dedicarme unos minutos para mí sola...
Así que abro los ojos, desconecto la mente, cierro la boca... No quiero ni que me hable la carnicera, me limito a un "buenas tardes" a la carnicera y a la cajera, nada más, no pidáis nada más...
Y es entonces cuando entre todo el bullicio del supermercado, encuentras un "ratito de paz"; así con los ojos abiertos y la boca cerrada, aprendes mucho más: a descubrir el olor a verdura en el pasillo de los "frescos", los ojos brillantes de la abuela que contempla maravillada a "su nieto-bebé" en su sillita Grupo 0, la risa auténtica del niño que ayuda a su madre a elegir entre los 10 tipos de rollo de cocina...
Cuando salí del supermercado estaba tan concentrada en escuchar y callar que el sonido del claxon de una compañera que estaba por allí, me hizo saltar sobre mí misma y tener que recordar dónde estaba, en qué lugar, a qué hora, para qué...
Te metes en el coche, no pones la radio, unos minutos más de paz... Porque pronto llegarás a casa y cuando no hayas ni sacado la llave de la cerradura, te "bombardearán": el "hola" con voz "pequeñita" y dulce de hijanumerodos, el "qué tal ha ido la tarde" de maridotornado y el "hola mami" de hijanumerouno.
Hoy ha habido suerte, un poco de tregua. 
Estos últimos días sucedía un extraño fenómeno en mi casa: 
- Hijanumerouno me gritaba desde el salón que "en todo el día en el cole no he visto ni un sólo dibujo", a lo que yo le contesto "hola hija, y tú, ¿qué tal estás?"
- Maridotornado empezaba a desembuchar una lista de "cosas por contar", "recados hechos y por hacer", "recordatorios de citas, médicos y demás"
- Hijanumerodos intentaba hacerse escuchar desde su trona, gritando sin cesar "abua, abua" que podía ser "quiero cenar, quiero yogurt, quiero mimos o quiero hacerme notar"
A lo que yo, estos últimos días sólo podía inspirar hondo y escuchar, en silencio, asimilando tanta información, porque ya llegaría mi momento de hablar.
Cuando no digo nada, todos se echan a temblar...
Así que hoy os cuento otro de mis "consejos de filosofía molona": aprende a valorar el silencio interior, busca momentos para apagar el ruido de alrededor y escúchate a ti mismo,  "gran experto en tí".
Quizá sea en la cola del súper, en el coche mientras haces el recorrido del trabajo a casa... No esperes el momento perfecto porque es difícil encontrarlo...Sólo así estarás preparado para "aprender con los ojos abiertos y la boca cerrada".


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