martes, 29 de marzo de 2016

Vivir en el "exilio": ¿Cómo te sientes cuándo estás entre dos ciudades?

Vivir en el exilio - vivir en tierra de nadie

Somos muchos los que por distintas circunstancias (me atrevería a decir que casi todas laborales...), nos hemos visto obligados a irnos de nuestras ciudades de origen.
Eso que llamaban "leyendas negras" y que no existíamos... pues ahora estamos entre los 30 y los 40 años, vivimos en una ciudad distinta a la que nos vio nacer y crecer, luchando por echar raíces nuevas.
Pero cuesta, cuesta mucho...
Vivir en el exilio es como vivir en tierra de nadie, no te decides a cortar los lazos con una ciudad porque siempre tienes en la mente el "y si algún día pudiera volver¿?". Pero pasan los meses, los años,  vas a convertirte en madre y rezas a todas horas eso de "aunque tenga que subir el puerto con contracciones, esta niña es de la tierra de Pelayo, la sidra y la mar". 


Y te acostumbras a "vivir entre escenarios" y escuchar frase típicas como: 

- "anda mujer si total estás al lado": nunca he llegado a echar la cuenta de la cantidad de horas que he invertido en cruzar el puerto, en deshacer maletas... el estrés de los viernes tenerlo todo listo para irte veloz y llegar a tiempo a cenar con la familia, a ver a los "priminos", a pasar por tu tienda favorita...

- "bueno ahora con la nena es más laborioso, pero nada con que lo tengas todo por duplicado en casa de tu madre, problema resuelto": lo que no saben es que siempre pasa algo, que aunque abuelayatevale les tenga pijamas siempre preparados, puede que se hagan pis o vomiten, y tenga que acabar la pobre abuela haciendo un "lavado y secado exprés" (dícese de cuando abuelayatevale está toda la tarde en el radiador secando vuelta y vuelta el pijama, las braguinas o los calcetines, porque misterios de la vida, siempre siempre se me olvida meterles calcetines o_o), que cuando metes los zapatos de pulsera llueve a cantaros allí; cuando aquí hace un frío que pela, allí con una "chaquetina de entretiempo" basta y sobra; cuando aquí no hay mocos, allí se reproducen y tú no tienes el aspirador nasal; cuando no llevas ropa para salir, maridotornado programa un plan de última hora al que intentas ir con el pantalón negro que siempre acaba con alguna mancha de mocos, pero ¡oye! siempre con la máxima dignidad posible...



Estoy segura que estas personas te lo dicen sin ánimo de ofender tu mente estresada y tu cuerpo maleado después de toda la semana de trabajo y maternidad; que no se han parado a pensar en que te mareas en el coche como si acabases de montar en montaña rusa y que no se dan cuenta de que el fin de semana vas a una casa que ya no es tuya porque no está tu sofá, tu manta comprada en Miguina de Pan o tu cama que huele a ti; los tiempos son distintos, se cena a una hora determinada y no importa si hijasnumerales están bañadas o cenadas (abuelayatevale sabes que no va por tí ;).

A mi me gustaría preguntarles si alguna vez se han visto solos, sin nadie que les acompañe a una consulta de médico, a una prueba diagnóstica, a resolver unos papeles... Vale, se que son cosas que uno puede y debe hacer solo, pero en compañía siempre es mejor, creedme

Pasan unos años en los que sigues combinando las dos vidas, sigues yendo a los ensayos del grupo de baile y a las actuaciones, a todas la comidas familiares y fiestas de guardar, las vacaciones las pasas en tu tierra... y tú cada vez estás más cansada física y mentalmente. Los fines de semana ya no son para descansar. el lunes estás más agotada que el viernes y te cansas de que una lagrimilla se suelte de tus ojos cada vez que ves pasar las luces del "largo y oscuro túnel".


Luego tu hija empieza a la guardería, después al colegio, a uno de tu ciudad de exilio claro, y hace amigos. Mientras tanto viene otra hija y con ésta ya no dices que aguantarás las contracciones para que nazca en el "paraíso natural".
Todo se complica, además, y cuando ese día horrible que sales de la consulta del médico con un diagnóstico de "embarazo de alto riesgo", ya no te planteas como primera opción irte a casa de tus padres, a tu ciudad, a tu zona de confort... porque tienes otra hija que tiene su vida formándose aquí, porque sacarla del colegio va a ser más perjudicial para su futura relación de hermana, porque su vida tiene que ser lo más normal posible... y porque maridotornado tiene su trabajo aquí. Son demasiados "peros".

Es el comienzo, el inicio de una duda que se va forjando en tu cabeza... quizá hay que cortar raíces, quizá hay que dejar de vivir entre escenarios.

Es la primera de tantas situaciones en las que te das cuenta de que aquí, en tu ciudad de exilio estás muy sola, que tu familia está muy lejos (aunque los kms sean pocos), pero aguantas, tiras para adelante echándole valentía y diciendo que lo asumes como algo normal y lógico.
Pasa el tiempo, se suceden situaciones complicadas y algunas muy difíciles, y llega el día en el que lo asumes y decides que no se es menos valiente o adulta por pedir ayuda. Empiezan entonces las llamadas al "7º de caballería".



Tus padres vienen y te ayudan, con su sola presencia ya ves las cosas de otra manera y te reconfortan. Tu madre está dispuesta a venir a acompañarte al médico, a ocuparse de la casa e hijanumerouno cuando hijanumerodos va a nacer, cuando nace pero tenemos que dejarla en su "cunita de plástico" del hospital. Ya conoce al carnicero y tiene localizados los mejores supermercados según la cosa que tenga que adquirir. Empiezas a sentirte como en casa... pero tienen que irse, porque su vida está allí y la tuya aquí, porque esta no es su casa y les comprendes, tú sabes muy bien lo que es eso...

Vivir en el exilio no es fácil, vivir en tierra de nadie tampoco

Cada vez lo tienes más claro, hijanumerouno también... hijanumerodos todavía no se da cuenta y maridotornado, pues el pobre es el que más lo duda, el que más siente el reclamo de los colores de la bandera, pero el que más dudas tiene.. 

Por suerte en esta casa no vamos cada uno por su lado y nos apoyamos los unos a los otros, si saltamos lo hacemos todos juntos y si nos quedamos sentados en el sofá, lo hacemos también juntos, con los pies de hijanumerodos encima de mi cabeza, viendo la película escogida por hijanumerouno, y echándonos miradas de reojo, porque...

 nuestra mini-familia es nuestra casa, es nuestro hogar


1 comentario: