Llegó el ansiado momento de dar carpetazo y pirarme con la "señora vacaciones". Durante 3 semanas se acabó la "liga" para mí; ni un partido en 15 días, ni banquillos ni fueras de juego...
Ahora toca respirar, fluir y disfrutar.
Se acabó la cuenta atrás y mi querida "señora vacaciones" ha llegado. (sí, para mí es señora, jejeje)
He conseguido dejar muchas cosas cerradas, me voy tranquila y he dejado en el cajón bajo llave, los documentos y carpetas, el cansancio y la preocupación...
Y cuando más lo necesitaba, llegó una foto de abuelayatevale que mi hizo recordar lo que de verdad importa... mi familia, mis niñas, sus sonrisas y sus risas.
Verano en familia y en mini-familia, con ganas de que abuelobajantodoslosantos me llene de abrazos, mis niñas me rebocen de arena y de que maridotornado consiga desconectarse del trabajo.
Somos los dos demasiado "workaholic". Lo leí en un artículo hace tiempo y me encantó. Estoy muy de acuerdo en que hoy en día buscamos la perfección en el trabajo, conseguir nuestro lugar y para ello nos esforzamos al máximo todos los días. Pero y que pasa cuando todo eso no es suficiente?
Hay que empezar a "arrastrar" el resto del año, la filosofía molona del verano. Respirar y fluir. Intentar que cada día sea especial por algo y poner las cosas en perspectiva.
Yo me voy de "verano", con la autopromesa de respirar y fluir, de quitarme losas de encima.
Me hago dos promesas:
- Disfrutar de mi tiempo
- Recapacitar y hacer balance
Porque cuando trabajas o tienes hijos, los años se miden por cursos escolares...
Así que mi año escolar llega a su fin y me voy con la maleta llena de ilusione, sueños y ganas de disfrutar el verano, mi verano...
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